¿Qué es la celulitis?

Es una enfermedad edemato-degenerativa esclerótica de la grasa subcutánea, que afecta a las células grasas, al líquido intersticial y pequeños vasos sanguíneos.

Cuando hay una mala circulación causa desarreglos y alteraciones en la célula y como mecanismo de defensa crea una reacción aumentando el grosor de las fibras reticulares resultando un nódulo microscópico de masa grasa rodeada de fibras entrelazadas, conocido como nódulo celulítico que puede llegar a ser doloroso por la inflamación.

También tiene como origen la glicación, cuando hay una mala alimentación rica en azúcares, el exceso de glucosa no encuentra vehículos hacia las células y se adhiere a las proteínas.

En la piel se produce una “caramelización del colágeno” que lo deja rígido y hace que pierda sus propiedades de linealidad, se desordena formando estructuras irregulares cuya evidencia externa son micro-abultamientos casi indistinguibles a simple vista de los formados por las células grasas.

¿En qué consiste el tratamiento?

Para contrarrestar el crecimiento anormal de la grasa, estabilizar la circulación y reorganizar el colágeno alterado, será necesario una combinación de productos: antioxidantes, hialuronidasa, colagenasa, silicio orgánico y lipasa con aparatologías: radiofrecuencia, cavitación, presoterapia, lipoláser con las que se consigue oxigenar, reducir, drenar o reafirmar según las necesidades de cada paciente.

También se utilizan técnicas manuales como la maderoterapia.

¿Por qué escoger Sbelta?

Nuestras esteticistas están especializadas en diagnóstico corporal y aparatología de última generación para identificar las fases y tipología de la celulitis y personalizar el tratamiento adecuado en cada caso, además en nuestro centro existe una sinergia muy importante con nuestros médicos, que aportan la mesoterapia y consultas de nutrición, compendio que potencia el resultado deseado.

Contraindicaciones

Propias de cada aparatología.

Recomendaciones

Modificar hábitos higiénico-dietéticos.

Conseguir o mantener el peso adecuado.

Evitar toxinas como el alcohol y el tabaco.

Aumentar las rutinas de actividad física específicas.

Evitar prendas de vestir ajustadas, y tacones muy altos de forma continuada.